martes, 9 de septiembre de 2008

...

Ella: Pon la calefacción.
Él: ¿La necesitas?
Ella: Un poco, ¿te molesta?
Él: Mmm… No, me da lo mismo, si así estás cómoda.

(Silencio)

Él: ¿Te gusta la vista?
Ella: Sí. Es bonito aquí. Está tan despejada la noche que casi puedo ver mi departamento.
Él: ¿Lo ves?
Ella: Creo.
Él: ¿Alcanzas a ver qué ocurre en él?
Ella: No quiero hablar de eso.
Él: Esto es sólo un juego, dímelo.
Ella: Morboso de mierda.
Él: Mujer, hazme caso. ¿Qué ves?
Ella: Quiero salir de aquí.
Él: Estamos solos, tú y yo. No podemos salir de aquí.
Ella: Me tienes encerrada. Déjame salir.
Él: Nunca te encerré. Nos encerramos, decidimos hacerlo.

(Silencio)

Él: ¿Te acuerdas?
Ella: ¿Es tu auto?
Él: No, no es mío.
Ella: Me mentiste.
Él: Nunca te dije nada. Nunca mentí.
Ella: ¿Qué hacemos aquí?
Él: No lo sé. ¿Importa eso ahora?
Ella: Quiero irme.
Él: Esto no fue un accidente.
Ella: Un error.
Él: ¿Un error?
Ella: No sé quién eres, ni siquiera me has dicho tu nombre.
Él: No creo que eso importe mucho.
Ella: Abre la puerta, por favor.
Él: Están selladas.
Ella: ¿Selladas?
Él: Selladas. Nosotros mismos lo hicimos.
Ella: ¿Cuándo, de qué estás hablando?
Él: Inténtalo. Sal del auto.
Ella: No puedo.
Él: No quieres.
Ella: No puedo dejar de mirar.
Él: ¿Me vas a decir qué es que lo que ves?
Ella: Mateo, mi hijo.
Él: ¿Qué está haciendo?
Ella: Durmiendo, es tarde.
Él: ¿Solo?
Ella: Sí, solo. Su cuna le queda grande. Enorme.
Él: ¿Qué más?
Ella: Mi marido. Está en nuestra pieza.
Él: Debe estar esperándote.
Ella: No, claro que no.
Él: ¿Está dormido?
Ella: Está follando con otra mujer.
Él: ¿Lo ves?
Ella: Sí, y lo siento. Siento como si me tocara fuerte y con ganas.
Él: ¿Lo amas?

(Silencio)

Ella: Sácame la ropa y hazlo rápido.